jueves, 25 de junio de 2015

Crítica literaria: La última noche en Tremore Beach

 La última noche en Tremore Beach
de Mikel Santiago 


TÍTULO: La última noche en Tremore Beach
AUTOR: Mikel Santiago 
Ediciones B 
ISBN: 978-84-406-9648-9
412 páginas


Hacía tiempo que no me sumergía en una novela de intriga o suspense. Años atrás era un asiduo a este tipo de lectura, de la mano de autores como Stephen King. Después, me alejé en busca de otros horizontes. Sin embargo las razones para leer La última noche en Tremore Beach, eran muchas. Para empezar llevaba tiempo oyendo hablar de la primera novela larga del escritor Mikel Santiago, que tras publicar varios relatos y dos novelas cortas, ha obtenido una gran repercusión con su primera historia larga. Todo lo que escuchaba sobre el libro que nos ocupa era bueno: había leído en la prensa que la editorial que publica al propio Stephen King en estados Unidos había adquirido los derechos de edición en inglés. Por otro lado el cineasta Alejandro Amenábar, tras leer la novela, se puso personalmente en contacto con Mikel Santiago para adquirir los derechos de adaptación de la misma. La curiosidad por leer el libro no podía ser mayor. Las expectativas eran altas, y sabía que eso podía ser un handicap para mi lectura. Sin embargo cuando apenas llevaba un par de decenas de páginas, lo que rodeaba a la novela desapareció, y todo quedó en Tremore Beach.

Peter Harper, un importante compositor de bandas sonoras de cine galardonado con varios premios y una nominación a los Oscar, se encuentra sumido en un profundo bloqueo artístico, reflejo del bache personal por el que está pasando. Un traumático y reciente divorcio lo lleva a poner en duda los cimientos de su mundo. Ante la necesidad de volver a empezar y recuperar la inspiración vital y artística, viaja a Clenhburran, un pequeño pueblo en la costa irlandesa, lo que implica alejarse de su ex mujer y los dos hijos de ambos, que viven en Holanda. Se instala en una casa alejada del pueblo, prácticamente aislada y situada junto a la playa. Sus únicos vecinos, Leo y Marie Kogan, un matrimonio maduro y encantador, viven en el otro extremo de la playa.